sábado, 4 de octubre de 2008

De almendros y fantasmas...

Hoy he realizado un pequeño recorrido nocturno por los campos cercanos a casa. El objetivo, no era otro que probar suerte, e intentar observar a la Lechuza Común Tyto alba, una rapaz cada vez más escasa en nuestros campos.

Llevaba poco rato camineando con el coche, cuando unos ojos han brillado a la derecha, al instante una sombra se deslizaba por el suelo, entre la oscuridad. Un zorrito! he pensado en un principio, pero rápidamente he desechado al cánido, pues el extraño ser (que algo me había recordado a un gato) era muy fino y se deslizaba cual serpiente entre la hierba. "Tiene que ser una Garduña", he afirmado justo en el momento en el que saltaba al tronco de un almendro y se dejaba ver en todo su esplendor... ¡¡¡UNA GINETA!!! nada más y nada menos, y estaba ahí parada delante del coche, mirándome fijamente y dejando caer su preciosa cola paralela al tronco del árbol.

Poco a poco, con el sigilo de un felino, se ha encaramado en la copa del árbol y yo, sin pensármelo un segundo, he bajado del coche cámara en ristre con la esperanza de poder tomar una instantánea de ese ya mágico momento. Cual sería mi sorpresa, cuándo he comprobado que la preciosa gineta se quedaba tan tranquila mirándome fijamente desde su enramada atalaya. Parecía como si confiase en permanecer quieta y pasar desapercibida.

Y así se ha quedado, tras fotografiarla y regresar al coche, ella seguía quieta observándome, seguramente creyendo que no he sido capaz de verla escondida entre las ramas. ¡Qué optimista!

Después de esto, ya no tenía emoción buscar lechuza, por los caminos... pero bueno, había que seguir con el cometido. Al rato, una Garduña Martes foina se ha cruzado en el camino, y ya casi al final, una preciosa lechuza ha levantado el vuelo de unas ruinas en las que estaba posada. Dejando una nota fantasmagórica, en la oscuridad de la noche.

Gineta Común Genetta genetta








Las fotos no son ninguna maravilla y no se aprecia el esplendor de tan hermoso animal, pero no todos los días se cruza uno con el "gato árabe", ni mucho menos lo inmortaliza.